Especialidades

Nos hemos especializado en un conjunto de disciplinas dentro del ámbito de la salud mental, adoptando un enfoque que respeta la complejidad de la mente humana y sus procesos emocionales. Nuestro enfoque terapéutico se fundamenta en principios integradores, constructivistas y sistémicos, considerando los aspectos biopsicosociales del individuo. Además, se basa en la evidencia científica proveniente del marco teórico cognitivo-conductual.

Nuestro principal objetivo es salvaguardar el bienestar, la salud mental y la calidad de vida de nuestros usuarios, sirviendo como guía en su búsqueda de una vida más plena y equilibrada.

Adolescencia

Inseguridades, injusticias, luchas internas por la identidad y el propósito, incomprensión, sentimientos de soledad y aislamiento, momentos de euforia seguidos por profunda tristeza, aceptación social, miedos acerca de no estar a la altura de las expectativas, la lucha constante por encontrar tu voz en un mar de opiniones ajenas. Estudios, exámenes o trabajo, videojuegos, móviles, pornografía, drogas, conductas agresivas. Desde luego un reto para padres e hijos. ¿Hablamos? 

Insomnio

Noches «en vela», despertarse en mitad de la noche y no poder volver a dormir, pensamientos intrusivos y repetitivos, cada vez con más nervios, ver pasar los minutos y las horas y solo pensar en cómo afrontar el día siguiente. Días largos, cansancio, agotamiento físico y mental, falta de concentración, olvidos frecuentes, irritabilidad, incluso problemas intestinales…  ¿Te suena?

Las noches sin dormir pueden provocar alteraciones fisiológicas y neuroquímicas que desequilibran el funcionamiento normal del cuerpo, incrementando la vulnerabilidad a trastornos cardiovasculares, metabólicos y psiquiátricos. Investigaciones recientes también han demostrado que la falta crónica de sueño puede afectar negativamente la regulación hormonal, lo que puede desencadenar desequilibrios en el sistema endocrino y metabólico. Además, los patrones de sueño irregulares se asocian con una disminución de la función inmune y una mayor susceptibilidad a enfermedades infecciosas.

Insomnio

Noches «en vela», despertarse en mitad de la noche y no poder volver a dormir, pensamientos intrusivos y repetitivos, cada vez con más nervios, ver pasar los minutos y las horas y solo pensar en cómo afrontar el día siguiente. Días largos, cansancio, agotamiento físico y mental, falta de concentración, olvidos frecuentes, irritabilidad, incluso problemas intestinales…  ¿Te suena?

Las noches sin dormir pueden provocar alteraciones fisiológicas y neuroquímicas que desequilibran el funcionamiento normal del cuerpo, incrementando la vulnerabilidad a trastornos cardiovasculares, metabólicos y psiquiátricos. Investigaciones recientes también han demostrado que la falta crónica de sueño puede afectar negativamente la regulación hormonal, lo que puede desencadenar desequilibrios en el sistema endocrino y metabólico. Además, los patrones de sueño irregulares se asocian con una disminución de la función inmune y una mayor susceptibilidad a enfermedades infecciosas.

Cefaleas tensionales

Los dolores de cabeza tensionales, reconocidos en la literatura médica como cefaleas tensionales, constituyen una preocupación significativa en el ámbito de la salud mental. Caracterizados por una sensación de presión alrededor de la cabeza, estos dolores se atribuyen a la tensión muscular y a una variedad de factores psicosociales, incluyendo el estrés y la ansiedad. La prevalencia de las cefaleas tensionales es notable, estudios epidemiológicos recientes y la SEN (sociedad española de Neurología), la cefalea tensional afecta al 66% de la población adulta en algún momento de su vida. La presentación clínica varía desde síntomas leves y episódicos hasta casos crónicos que pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida y la funcionalidad diaria.

Las cefaleas tensionales recurrentes pueden afectar negativamente el rendimiento cognitivo y la capacidad de concentración, lo que potencialmente interfiere con las actividades laborales y sociales.

Autoestima

Los problemas de autoestima afectan a las personas en todas las etapas de la vida. Esta percepción de uno mismo puede ser frágil y susceptible a influencias internas y externas, manifestándose en una visión distorsionada y desfavorable de las propias capacidades. Estudios sugieren que gran parte de la población experimenta dudas persistentes sobre su valor y potencial, impactando negativamente en relaciones interpersonales, logros profesionales y bienestar emocional. La autoestima negativa puede dar lugar a pensamientos autocríticos y comportamientos evasivos, evitando situaciones que promuevan el crecimiento personal.

Autoestima

Los problemas de autoestima afectan a las personas en todas las etapas de la vida. Esta percepción de uno mismo puede ser frágil y susceptible a influencias internas y externas, manifestándose en una visión distorsionada y desfavorable de las propias capacidades. Estudios sugieren que gran parte de la población experimenta dudas persistentes sobre su valor y potencial, impactando negativamente en relaciones interpersonales, logros profesionales y bienestar emocional. La autoestima negativa puede dar lugar a pensamientos autocríticos y comportamientos evasivos, evitando situaciones que promuevan el crecimiento personal.

Ansiedad, estrés o depresión

Los trastornos emocionales representan un desafío significativo en la salud mental de la población en general. Estas condiciones se manifiestan de diversas formas, desde una preocupación excesiva y persistente hasta una sensación abrumadora de desesperanza y falta de interés en actividades que solían brindar placer. Según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que más de 264 millones de personas en todo el mundo sufren de depresión, mientras que alrededor de 284 millones padecen trastornos de ansiedad. A su vez, el estrés crónico afecta a una gran proporción de la población, contribuyendo a una variedad de problemas de salud física y psicológica. Estas condiciones no solo impactan en el bienestar individual, sino que también representan una carga significativa para los sistemas de salud y la sociedad en su conjunto. El acceso a la atención y el tratamiento adecuado se ha convertido en una prioridad esencial para abordar esta creciente preocupación global en el ámbito de la salud mental.